sábado, 12 de septiembre de 2015

Como pasa el tiempo

¡Como pasa el tiempo! ¡Cuantos días sin tocar el blog!

Después de algún tiempo de ausencia –virtual- de estas cumbres serranas y tecnológicas, regresamos de nuevo a estas rústicas andanzas, para afirmar como decía Paco Martínez Soria, ¡la ciudad no es para mí!, …ni para la mayoría de los humanoides. Y es que, a pesar de todo, ese es un mundo totalmente antinatural, artificial, insolidario, insostenible… y podríamos seguir con tantos IN_ que no acabaríamos. 


Y es allí -donde atan los galgos con longaniza-, en la ciudad donde residen todos esos que nos gobiernan y organizan nuestro mundo, tanto el virtual como el rural y nuestra vida en general. Y así nos va. En esos ambientes cerrados e impregnados de tanta celeridad, las mentes de nuestras elites dirigentes creemos que no pueden racionalizar como es debido. Las ideas salen siempre contaminadas y muy tóxicas. A los resultados nos remitimos.

Desde allí trazan las políticas y pautas normalizadoras a seguir por todos. Incluidos lugares, personas y ecosistemas totalmente contrapuestos. Nos dicen que hay que sembrar, cuando y donde. Cuando se puede quemar y cómo. Quitan o re-ordenan los servicios a su manera teniendo en cuenta unos mapas y unos indicadores estadísticos totalmente sesgados e interpretables. Nos administran nuestra vida y nuestras costumbres basados en unos criterios de rentabilidad -no se sabe si económica o social o particular-, que siempre acaban recortándonos algo o llevándolo más lejos o poniéndolo más caro y difícil. 

Y así año tras año, decisión tras decisión, desde tiempos inmemoriales, creando leyes, proyectos o programas de “desarrollo rural” que, a la vista está, solo han servido para echar a casi todos de aquí. Para arruinar un modo de vida diferente y llevar un DESEQUILIBRIO al territorio y al sistema de producción de tal calibre, que harán falta muchos esfuerzos y años para revertirlo… si es que se tiene esa intención. 

Y no es la cosa sea difícil o imposible. Al fin y al cabo, TODO son decisiones políticas –desde tiempos inmemoriales- y por tanto económicas que repercuten de modo irreversible en nuestro mundo o en el que le toque el turno. Todo son medidas a corto plazo, tan corto como las miras de estos dirigentes que desde hace décadas solo obedecen a índices de popularidad o imagen, con horizontes a cuatro años, como muy lejos. Y claro, ahí tenemos siempre las de perder porque somos pocos, viejos y poco activos. 


Nos conformamos con pocas cosas. De todas formas, si esas mentes respirarán estos aires, pasearan cada día por estos caminos o estas laderas, tuvieran estos horizontes desde sus ventanas... otro gallo nos cantaría.