Maremágnum administrativo (2ª parte) Limites limitadores.
Limites limitadores. Provinciales. Comarcales. Barreras que no favorecen el posible desarrollo.
¿Hacia dónde
vamos hoy? Según... ¿Médico...? Colegio...? Papeles...? A trabajar y visitar convecinos...?
Mientras Ildefonso va camino de Herrera con sus cuitas, en Monforte de
Moyuela, otro pueblo de este norte, Sebastián tiene que arreglar hoy los
papeles del paro. Siempre la había gustado estar en el pueblo y con esto de la
crisis ha sido la disculpa perfecta para asentarse definitivamente aquí, en la
casa que tenía bien arreglada y que había sido de sus padres.
Así que igual que Ildefonso y demás vecinos, cada vez que tiene que hacer
alguna cosa administrativa se le entrecruzan los cables y se pone de mala
leche. Para esto hoy tiene que recurrir a medios propios para desplazarse, ya
que no hay de otro tipo.
Recién mudado y lavado, se va para la cochera y se sube a su coche, también
bastante clásico, aunque algo más moderno que el R6 y más útil, ya que es una
furgoneta C15, matrícula de Zaragoza, de las letras AZ, que desde entonces la
tiene y es lo mejor para el pueblo y estos caminos. La usa para todo, sobre
todo en el huerto y el campo, que tan buenos resultados le da. Sebastián,
marcha atrás, sale de la cochera y tras un par de maniobras, encara rumbo sur,
hacía Cucalón, con Calamocha de final, que es donde está la oficina de empleo.
Aquí la paciencia y la tranquilidad aún deben aumentar la dosis, pues son
casi 55 kilómetros de recorrido, que le llevará casi una hora hasta la capital
comarcal, por unas vías que bien podrán ser escenario de los mejores ralis; como
esos que salen en la tele, con mil curvas y que tanto le gustan. Y además con
mucho cuidado, que en esta época hay nieves y puede que haya hielos en las
umbrías.
Saliendo de Monforte, ya la carretera deja mucho que desear: cuestas,
curvas inverosímiles, piso deformado, baches, etc, lo que hace que la C15 no
pase de los 40 Kmh, discurriendo entre campos recién labrados.
Pasará por Loscos hacía Bádenas, y la carretera ahora discurre entre monte de
carrascas, matorrales, almendros y algún campo labrado; por lo demás de la
carretera, sigue igual o peor.
Así, se llega hasta el cruce de Santa Cruz, donde girará a la izquierda y
rozando Bádenas, donde apenas se ve el humo débil de una chimenea. Ahora viene
la cuesta hasta el Alto la Parva,
pasando el acceso al Colladico,
luego por el Corral de los Toros,
faldeando entre pinares de repoblación, que ya han recuperado la calma, después
de la agitada época de la extracción de setas. Hasta que con un brusco giro a
la izquierda, encara el llano del Campo Romanos
turolense, esa meseta elevada, que le llevará hasta la autovía de Teruel. Dejando
Lanzuela a la derecha, que apenas se ve desde la carretera, continúa con la
misma calidad de carretera, con unos cuantos kilómetros ‘especiales’ con piso y
estrecheces de categoría.
Atravesando Cucalón por el centro mismo, en otros tiempos bien movido, y
dejando atrás esa torre rajada, que llama la atención desde lejos o esa moderna
edificación que fue el cuartel de la GC y que casi ni se habitó. Justo a la
salida, ya hay trozos de carretera decentes, arreglados en alguna de esas
fases, que tanto les gusta nombrar a los políticos. Fases que se refieren al arreglo
de un par de kilómetros, que más de una vez se eternizan en el tiempo, o que se
quedan a medias, por falta de seriedad en unos y otros.
Desde el vértice geodésico ya se adivina el trajín de la autovía, con el ir
y venir de los vehículos en todas direcciones. ¿Dónde irán todos? se pregunta
Sebastián muchas veces. Pero antes de seguir, echaremos un cortao en la ‘zona
de servicios’ de la Venta del Cuerno,
que ha quedado tan bien.
En resumen, que un viaje hasta aqui necesita de medios y paciencia, para realizarlo....
…continuará
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